lunes, 4 de noviembre de 2013

El canto de los pájaros



Escucho El canto de los Pájaros de Pau Casals. Lo escucho porque fue la música que sonaba en el cementerio de Aranda el pasado sábado, mientras las urnas rescatadas de las fosas comunes, pasaban de manos en manos. Qué poco pesa la vida, pensé. Qué poco pesan los pájaros. Llenos de aire.

Se formó una cadena humana para llevarlas hasta su nuevo destino. Desde el suelo donde habían sido descargadas, dispuestas con sus nombres nuevos por fuera. La Legua F3. Milagros Fosa 2B Individuo 1. A la espera de que alguien les devuelva los suyos. Largo camino el de estos nombres barajados. El de estas historias de vida. Otro desierto de sed. Quizás no termine nunca. Y nunca lleguen los nombres a tocar sus propios huesos.

Sabemos quiénes son pero no quién es cada uno.

Se hizo un silencio lento. De hombres y mujeres. Y los familiares abrazaban cada una de las urnas por si acaso esa fuera la suya. Y yo lloraba callada y sonreía porque pensaba que ellos, desde dentro, sí se conocían a sí mismos.

Van pasando mientras la música del violonchelo nos desnuda las pieles superpuestas. La costra del cuerpo. Y nos deja los huesos al aire pero sin frío. Envueltos en una manta de alas y de hojas. Y de mucho tiempo. Tengo 83 años, el cuerpo encogido, el pelo blanco y uno de esos es mi hermano. Y no tengo frío. No tengo frío.

Escucho El canto de los pájaros y soy un ir y venir de fotografías de vida. Como si cobrase conciencia de que hoy también me estoy muriendo. El murmullo de las ramas de las higueras del huerto. El tacto de los troncos. Las raíces alimentadas en el hueco escavado y escondido por siempre en la tierra. Nuestro propio silencio. Las historias de mi abuela Dolores. Que como ella decía había aprendido a callar. Viva en mi vientre. Siempre vestida de negro. Las historias de mi chacha María, que se rebelaba sin descanso contra su destino de mujer muerta. Con su propio huerto de higueras. Su pelo de peluquería. Sus vestidos negros. Pero de tela fina. Negro, pero con algo siempre de blanco. Puntos. Hojas. Plumas. Sus visos de nylon. Alrededor del brasero en invierno. En el ‘jilo’ de la casa en verano. Los sillones tiesos. La mecedora.

Escucho El canto de los pájaros y soy incapaz de escribir de algo que no sea esto. Soy una plaza. Un trajín de pasos y puestos de verduras. De cacerolas y utensilios de cocina. De telas. De zapatos. De mercaderes.

Miro a mi alrededor. Algunas de las plantas amarillean las hojas. El otoño se ha colado en la casa. La gatita duerme en la ventana. Mi madre me dijo que este año ‘para los santos’ los claveles eran muy bonitos. Los dos ramos iguales. Cada una en un sillón. Cuñadas. Morados con filos blancos. De mujeres libres, pienso. Sí, que son bonitos.

Escucho El canto de los pájaros. Agradecida. Muy agradecida. Y no tengo frío.

5 comentarios:

  1. me ha gustado mucho. Pienso en estos hombres y mujeres, los grandes olvidados de esta llamada democracia y me entristezco. He llegado aquí desde un enlace en twitter de R. Lobo, ha resultado una buena recomendación. antes de leerlo le di al enlace de Pau Casals. Leerlo mientras escuchaba la música ha sido una experiencia muy bonita, gracias. Quizás yo hubiese puesto la música arriba y dicho...leer mientras suena la musica, porque potencia la experiencia. seguiré atenta a los que vayas escribiendo.

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  2. Gracias enormes. Sonrío. Seguí tu sugerencia. Creo que así mucho mejor.

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  3. ¿Vuelve el polvo al polvo?
    ¿Vuela el alma al cielo?
    ¿Todo es sin espíritu,
    podredumbre y cieno?
    No sé; pero hay algo
    que explicar no puedo,
    algo que repugna
    aunque es fuerza hacerlo,
    el dejar tan tristes,
    tan solos los muertos.

    - Poemas de Gustavo Adolfo Bécquer

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  4. No podía dejar algo tan real.....

    Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
    Venas, que humor a tanto fuego han dado,
    Médulas, que han gloriosamente ardido,

    Su cuerpo dejará, no su cuidado;
    Serán ceniza, mas tendrá sentido;
    Polvo serán, mas polvo enamorado.


    Francisco de Quevedo

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  5. Esta internet...hai que ver...y escuchar...y sobre todo pensar...quien dice tonterias de que la red anula mentalidades? Escribo después de leer y escuchando a los pájaros del Pau...tiempos en que Catalunya era algo más que una banda de pirados con bandas...resulta difícil pero se aprende también a leer las cenizas...y graciñas a Ramón, como non!

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